viernes, 10 de abril de 2009

Los dos principales partidos políticos argentinos son el Partido Justicialista, heredero del Peronismo, y la Unión Cívica Radical.

Unión Cívica Radical, partido político argentino. Su propio desarrollo histórico ha supuesto que el radicalismo haya sufrido algunas variantes en su naturaleza política y programática.
Se creó en 1889, como una agrupación llamada Unión Cívica que enarbolaba la bandera de la lucha contra la corrupción y el fraude electoral. En 1890, se lanzó hacia una revolución, que si bien fue vencida, logró la renuncia del presidente Miguel Juárez Celman. Después de un período de discusiones, la Unión Cívica se dividió en 1891 en dos bandos: por un lado, los denominados mitristas, seguidores de Bartolomé Mitre, y, por otro, los partidarios de Leandro Nicéforo Alem, conocidos como radicales. De ahí en adelante, el radicalismo protagonizó distintas revoluciones (1893 y 1905) que no tuvieron éxito. La Ley de Sufragio Universal, sancionada en 1912, durante la presidencia de Roque Sáenz Peña, fue promovida por el radicalismo, quien resultó su principal beneficiario a partir de las primeras elecciones libres, permitiendo el acceso al gobierno de Hipólito Yrigoyen, el cual fue elegido presidente de la República en 1916, iniciando una nueva etapa marcada por la hegemonía radical (1916-1922; 1928-1930). Además de su preponderancia política, el radicalismo obtuvo algunos logros sociales, económicos y culturales. Benefició a los nuevos argentinos, hijos de inmigrantes, con una Ley de Educación común que les permitía formarse y acceder a cargos públicos, tanto electivos como administrativos, sin ser discriminados.
En la década de 1950, se produjo un segundo cisma en el partido; así, en 1957, quedó formalizada la división entre la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), liderada por Ricardo Balbín, y la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI), cuya principal figura era Arturo Frondizi, quien ganó la candidatura presidencial dentro del partido y resultó electo presidente en 1958. Otras presidencias radicales fueron las de Arturo Umberto Illia (1963-1966), y la de Raúl Alfonsín (1983-1989), quien gobernó por la Unión Cívica Radical —convirtiéndose en el primer jefe de Estado tras el final de la dictadura que había gobernado el país desde 1976—, apoyado por la motivación popular de reivindicar el gobierno democrático, y esgrimió la crítica al llamado ‘pacto militar-sindical’. En julio de 1997, la Unión Cívica Radical formó la Alianza por el Trabajo, la Educación y la Justicia junto con el Frente para un País Solidario (Frepaso), con el fin de presentar listas comunes de candidatos para las elecciones de octubre de ese año (que renovaban parcialmente la Cámara de Diputados argentina y servían para determinar la composición de la cámara legislativa de la provincia de Buenos Aires, entre otros cargos), en las cuales obtuvo una amplia victoria sobre el peronismo, que perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados.
La Unión Cívica Radical, como integrante de la mencionada Alianza, logró la victoria en las elecciones presidenciales del 24 de octubre de 1999, con lo que su candidato, Fernando de la Rúa, sustituyó dos meses después en la jefatura del Estado argentino al peronista Carlos Saúl Menem. En medio de una profunda crisis política, económica y social, De la Rúa dimitió en diciembre de 2001.


El Peronismo es un movimiento político argentino de carácter populista surgido en 1945 y liderado por Juan Domingo Perón. Integrado por corrientes muy diversas, que con el tiempo originarían profundas contradicciones en su seno, y sin la cohesión de un programa ideológico definido, el peronismo se centró en la personalidad y en la obra de Perón.
La victoria del peronismo en las elecciones del 26 de febrero de 1946 se apoyó fundamentalmente en el voto de los pequeños y medianos propietarios, en el de los trabajadores y en el de la burguesía industrial. Esta coalición política supo aprovechar los intereses de los nuevos sectores sociales que el proceso de industrialización había conformado. Apoyado institucionalmente en el Ejército y en los sindicatos, el peronismo persiguió la creación de un capitalismo nacional independiente. Dio un decidido impulso a la industria del país, se nacionalizaron importantes sectores de la misma, hasta entonces en manos de capital extranjero, y se invirtieron grandes cantidades en obras públicas. La política social, dinamizada por la fuerte personalidad de María Eva Duarte de Perón (Evita), reportó importantes avances laborales, que culminaron con la proclamación de los Derechos del Trabajador, y mejoras sociales como el sufragio femenino o la construcción de miles de escuelas y centros de salud.
Uno de los objetivos principales del peronismo fue la disminución de las desigualdades y la búsqueda de una conciliación de clases que evitara los conflictos sociales.
La presión de la oligarquía; el acoso de la burguesía industrial, que había visto frustradas sus expectativas; la oposición de la Iglesia, que no aceptaba medidas como la ley del divorcio o la legalización de los matrimonios civiles; el descontento de algunos sectores del Ejército; la muerte de Eva Duarte, que privaba al peronismo de su figura más popular, y la ruptura del bloque de fuerzas que lo conformaba fueron, en conjunto, motivos que debilitaron el gobierno de Perón y forzaron su retirada del poder en 1955. Sin embargo, el peronismo, como corriente política, logró mantenerse y resistir durante la dictadura militar. Tras el triunfo del Frente Justicialista en 1973, el peronismo retomó el poder, convocó nuevos comicios y situó a su líder en la presidencia. La muerte de Perón (1974) agudizó los enfrentamientos internos.
En 1976, un golpe de Estado militar desalojó del gobierno a los peronistas. Éstos consiguieron recuperar el poder en 1989 (seis años después de la restauración de la democracia en Argentina y del triunfo del radicalismo en las elecciones democráticas de 1983), de la mano de Carlos Saúl Menem, presidente de la República desde aquel año hasta 1999. Tras la dimisión en 2001, en medio de una grave crisis económica, social y política, de su sucesor, Fernando de la Rúa, nuevos miembros del peronismo (que había pasado a dominar las cámaras legislativas en los comicios de octubre de ese año) accedieron al poder: Ramón Puerta (de forma provisional, en calidad de presidente del Senado), Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Camaño (interinamente, como presidente de la cámara baja) y Eduardo Duhalde (desde el 2 de enero de 2002).
Para los siguientes comicios presidenciales, celebrados el 27 de abril de 2003, el Partido Justicialista no pudo superar sus divisiones internas y tres peronistas aspiraron a la jefatura del Estado: nuevamente Menem, Néstor Kirchner y Rodríguez Saá. Aunque los dos primeros, como candidatos más votados, deberían haber acudido a una segunda vuelta, la ulterior renuncia de Menem a ésta condujo a Kirchner a la presidencia del país, de la que tomó posesión el 25 de mayo de aquel año.
Los Partidos políticos organizaciones que se caracterizan por su singularidad, de base personal y relevancia constitucional, creadas con el fin de contribuir de una forma democrática a la determinación de la política nacional y a la formación y orientación de la voluntad de los ciudadanos, así como a promover su participación en las instituciones representativas mediante la formulación de programas, la presentación y apoyo de candidatos en las correspondientes elecciones, y la realización de cualquier otra actividad necesaria para el cumplimiento de sus fines. Su principal tendencia es durar y consolidarse, y su finalidad última y legítima es obtener el poder mediante el apoyo popular manifestado en las urnas.
Un municipio es un conjunto de habitantes de un mismo término jurisdiccional, regido por un ayuntamiento.
La Constitución consagra la clásica división de poderes. Establece: “Un Congreso compuesto por dos Cámaras, una de Diputados de la Nación y otra de Senadores de las provincias y de la Ciudad de Buenos Aires, será investido Poder Legislativo de la Nación”, lo hace en el artículo 44 de la segunda parte.
Como se detalla en el artículo 45, la Cámara de Diputados se compondrá de representantes elegidos por voto directo del electorado, al que se considera distrito electoral de un solo Estado y a simple pluralidad de sufragios. El artículo 54 señala que el Senado se compondrá de tres senadores por cada provincia y tres por la Ciudad de Buenos Aires, elegidos de forma directa y conjunta.
En relación con el poder ejecutivo, la Constitución afirma que el Gobierno “será desempeñado por un ciudadano con el título de Presidente de la Nación Argentina”(Art. 87). El presidente y el vicepresidente permanecen desempeñando sus funciones durante períodos de cuatro años y podrán ser reelegidos por un solo período consecutivo. Ambos candidatos serán elegidos por el pueblo en un proceso de doble vuelta y a este fin, como señala el artículo 94 de la Carta Magna, el territorio nacional conformará un solo distrito. El presidente es el jefe supremo de la nación, jefe de Gobierno y responsable político de la administración general del país. La reforma constitucional de 1994 incorpora la figura del jefe de gabinete, que es designado por el presidente y puede ser depuesto por el voto de la mayoría absoluta de los miembros de cada una de las dos cámaras.
En lo que atañe al poder judicial, la Constitución señala: “será ejercido por una Corte Suprema de Justicia, y por los demás tribunales interiores que el Congreso estableciere en el territorio de la Nación”. La competencia de los jueces está fundamentada en la materia y su jurisdicción por el territorio. Dentro de la Justicia Nacional existen jueces de primera instancia organizados por fueros (ámbito civil, comercial, laboral o penal, por ejemplo) y como tribunales de alzada funcionan las Cámaras Nacionales de Apelaciones. En todas las instancias de esta estructura piramidal puede ser revisada la constitucionalidad de las leyes.
Departamento, son cada una de las divisiones o subdivisiones que configuran la administración político-territorial de determinados países.
Provincia, es cada una de las divisiones o subdivisiones que configuran la administración político-territorial de determinados países.
Cada una de las provincias argentinas elige sus propios gobernadores, vicegobernadores y cámaras legislativas. Así pues, la organización territorial de Argentina se fundamenta en la existencia de 24 divisiones administrativas: la Capital Federal (cuyos límites coinciden con la ciudad de Buenos Aires) y 23 provincias (Jujuy, Salta, Formosa, Chaco, Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, Corrientes, Misiones, La Rioja, Santa Fe, San Juan, Córdoba, Entre Ríos, Mendoza, San Luis, La Pampa, Buenos Aires, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y la integrada por Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur). Cada una de estas provincias se subdivide en departamentos.
El artículo primero de la Constitución argentina establece que la nación adopta para su gobierno la forma representativa republicana federal. En el marco de un sistema democrático fundamentado en la división de poderes, el Estado se estructura en provincias, concepto equiparable al de estado federal o el de comunidad autónoma.
Soberanía es el poder o autoridad que posee una persona o un grupo de personas con derecho a tomar decisiones y a resolver conflictos en el seno de una jerarquía política.
Denominación que reciben las entidades políticas soberanas sobre un determinado territorio, su conjunto de organizaciones de gobierno y, por extensión, su propio territorio.
La característica distintiva del Estado moderno es la soberanía, reconocimiento efectivo, tanto dentro del propio Estado como por parte de los demás, de que su autoridad gubernativa es suprema.

lunes, 6 de abril de 2009

Los tres poderes del Estado son:

  • Poder Ejecutivo
  • Poder Legislativo
  • Poder Judicial
El Estado es un concepto político que se refiere a una forma de organización social soberana y coercitiva, formada por un conjunto de instituciones involuntarias, que tiene el poder de regular la vida sobre un territorio determinado.
La función principal de la política en las sociedades es la organización de unos por otros; hay que tener en cuenta que esta organización concentra el poder en unos pocos, lo cual genera un dominio y un cierto orden que se define como una política de dominación valida para toda la sociedad.
Política viene del griego politiké que significa "arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados. Asuntos que interesan a los Estados.
Desde la existencia del ser humano, éste ha tenido que socializar, siendo la interacción con el resto de los hombres uno de los más importantes elementos para su supervivencia. La política no es solo el gobierno de los Estados, es, precisamente, el juego de dominación y poder que ha signado al hombre desde el comienzo de su existencia como ser sociable.
"La dominación de unos por otros y la legitimación de ese dominio es inherente a toda forma de política humana". El hombre tiene política gracias a él mismo, la política es una condición innata que le permite una organización y una jerarquización de la sociedad, sin importar el grado de desarrollo de la misma.
Otra definición pertinente de política es suministrada por Cornelius Castoriadis ,quien dice que la política es una actividad colectiva cuyo objeto es la institución de la sociedad como tal; así la dominación de unos por otros y la legitimación de ese dominio es propia a toda forma de política humana porque es un hecho aceptado por todos los hombres.